jueves, 5 de marzo de 2009

Boletín Mensual OMCC - Marzo 2009 -

Queridos Amigos,
¡Que la paz y el amor de Nuestro Señor estén siempre con ustedes!

I. Eventos de Actualidad

Durante el mes de febrero, Juan Ruiz y su esposa Conchita sirvieron en equipos de Cursillos de la Arquidiócesis de Los Ángeles. Coincidieron los dos fines de semana con su 37 aniversario de matrimonio y con el día de la amistad. ¡Que mejor manera de celebrar estos dos días tan importantes, que en la fuente que los enseño como tratar de hacerlo realidad en la vida cotidiana de todos nuestros días!

¿Y porque fue tan significativo para los dos?....

Los dos encontraron la verdadera Amistad y Amor de Cristo en un Cursillo de Cristiandad a los cinco años de matrimonio. Y desde ese entonces Nuestro Señor Jesucristo, a través de este Movimiento que está basado en el amor y la amistad de Dios en Cristo Jesús, ha sido su modelo y guía durante toda su vida. En este periodo de tiempo, han encontrado a los mejores amigos que cualquiera persona pudiera desear y, a pesar que han tenido fracasos y alegrías, los beneficios han sido mucho más grandes y siempre los ha levantado la mano de Cristo a través de uno de estos muchos amigos.

"El servir a nuestra Iglesia a través de este bello movimiento durante la mayoría de nuestro matrimonio nos ha mantenido en ese espíritu de Amistad y Amor y en donde quiera que nos movemos, en nuestro metro cuadro móvil, podemos ver la oportunidad que nos ofrece nuestro Padre para seguir cultivando ese árbol de la Amistad y Amor de Cristo para que sus ramas lleguen a tocar el corazón de muchas otras personas y se den cuenta, como diría nuestro Gran Amigo Eduardo Bonnin, que "la gente es buena, que la vida es bonita y que vale la pena vivir"".

"En ese día de la amistad, le di gracias a Dios por la oportunidad que me ha brindado de acercarme un poquito a todos los amigos en tantas partes del mundo y compartir lo poco que tengo y que he vivido con todos ellos".

IV Ultreya Mundial—“La Belleza de ser Cristiano y la Alegría de Comunicarlo”.

Queremos seguir compartiendo con ustedes la emoción con la que anticipamos la próxima Ultreya Mundial compartiendo algunos pensamientos sobre el tema “La Belleza de ser Cristiano y la Alegría de Comunicarlo”. Este tema fue tomado del 2o Congreso Eclesial de Movimientos, en Roma en Pentecostés del 2006. Este tema fue inspirado por el Papa Benedicto XVI el día que inicio su Ministerio Petrino. En su primer homilía en la Plaza de San Pedro el Papa dijo, “Nada hay más hermoso que haber sido alcanzados, sorprendidos, por el Evangelio, por Cristo. Nada más bello que conocerle y comunicar a los otros la amistad con él”.

Compartimos con ustedes al inicio de nuestro servicio en 2006, que apto y providencial fue tener este Congreso Mundial de Movimientos Eclesiales para enfocarnos y motivarnos durante nuestro servicio como comité ejecutivo del OMCC. Nuestro servicio al Movimiento de Cursillos se realiza al poder comunicar las instancias del Espíritu Santo de manera que le habla a nuestro Santo Padre el Papa Benedicto de las necesidades de nuestros tiempos. Y nosotros obviamente vimos la necesidad de que nuestro movimiento meditara sobre este ‘Belleza de ser Cristianos’. El Movimiento de Cursillos se dice haberle dado a la Iglesia un optimismo antes no presente e indudablemente este optimismo se expresa mejor como Belleza. Otra característica indiscutible de todo Cursillista es su Alegría. Cuando somos capaces de darnos cuenta que sobre todo somos amados por Dios no hay otra respuesta más adecuada que la Alegría. Vemos que de manera que va madurando nuestro movimiento va prosperar si continuamente y constantemente logramos reconocer la Belleza de ser Cristianos y la comunicamos con Alegría. Entonces, por estas razones arrolladoras y poderosas seleccionamos el mismo tema para la IV Ultreya Mundial para que fuera expresión del enfoque de nuestro trabajo y a la vez nuestra esperanza para los años venideros.

Durante el mes de Febrero, el P. David Smith hizo un viaje a Roma y junto con nuestro Asesor Episcopal, el Cardenal Juan Sandoval Iñiguez, hizo una petición personal al Papa Benedicto XVI por su mensaje para la IV Ultreya Mundial. Durante su viaje a Roma, también consultó al Consejo Pontificio para Laicos para la extensión de la condición “Ad Experimentum” de los Estatutos hasta que tengamos un Encuentro Mundial.

También, durante Febrero, con la iniciativa y entusiasmo de Louis Cenac, un Cursillista de los Estados Unidos que ahora vive en la Isla American Samoa - Pago Pago, Juan Ruiz y Tam Nguyen, Coordinador del APG, viajaron a la Isla Samoa Americana para reunirse con el Obispo Johan Quinn Weitzel, Obispo de American Samoa - Pago Pago y para hacer un Estudio del Ambiente para iniciar el Cursillo en ingles.

El Obispo Quinn dio mucho apoyo y le dio la bienvenida al mismo tiempo que reconoce la necesidad de que el Movimiento de Cursillos se introduzca en la Isla Americana Samoa - Pago Pago. Ofreció el uso del Centro Pastoral para tener los fines de semana de Cursillos. Además, asignó el P. Eneliko Auvaia como Asesor Espiritual del Movimiento de Cursillos. El P. Eneliko, con otros Sacerdotes y posibles dirigentes asistirán a un fin de semana de Cursillos en Australia o en los Estados Unidos.

Durante su visita hicieron el estudio del ambiente y grabaron un programa de televisión en la emisora local, se reunieron con varios sacerdotes, monjas y posibles dirigentes y fue un gran éxito apostólico para el MCC. Estamos planeando comenzar el primer Cursillo en Ingles en Americana Samoa -Pago Pago tan pronto como el principio de septiembre 2009. Les pedimos sus oraciones para que el Amor y la Amistad de Dios pueda llegar a todas las personas que viven en Americana Samoa a través del Movimiento de Cursillos.

II. Estudio del Carisma: Parte VI

CURSILLOS DE CRISTIANDAD - UN MOVIMIENTO SEGLAR

“Dios me escogió desde antes de nacer y, por su mucho amor, me llamó. Cuando quiso, me hizo conocer a su Hijo, para que yo anunciara su Evangelio. Y no fui a consultar con nadie, ni tampoco fui a Jerusalén a ver a los que eran apóstoles antes que yo” (Gálatas 1, 15-17)

Unos utilizan el vocablo laico, otros prefieren llamarlo seglar. Seglar o laico, aquí lo entendemos con un mismo significado, referido a nosotros, los bautizados que no hemos recibido la “imposición de las manos”, acto que se conoce como la “ordenación”, o sacramento de las órdenes sagradas.
Desde principios del siglo XX se viene hablando de la presencia y acción de los laicos en la vida pública eclesial y del apostolado laical. Lo primero es una esperanzadora alegría. Lo segundo, el apostolado laical, no es novedad de hoy, sino de siempre.

En el Evangelio encontramos numerosos “gestos” de Jesucristo en los que invita a los “laicos” al apostolado. Inmediatamente, después, San Pablo reitera la invitación evangélica, voceándolo por todos los lugares que recorre.

En el siglo pasado se denominó al laicado como el “gigante dormido”. Ese “gigante” fue despertándose poco a poco. Aislada y personalmente en algunos casos. Y, también, por voces destacadas y cátedras de teología fundamentando la misión, un tanto “olvidada”, del laicado en la Iglesia.

En la actualidad, el gigante está despierto y con vitalidad. La “normalidad” de la participación activa del laico en el trabajo misionero de la misión de la Iglesia, en íntima comunión, que es la concordia amorosa, según el espíritu de San Cipriano, en el seguimiento de Cristo, es una alegría para el Señor.

No importa que el camino, todavía, sea pedregoso. Esa íntima comunión hará que vayan desapareciendo las piedras y se allanará el camino.
Sin duda que el Concilio Vaticano II, así como “Christifideles Laici”, han sido energía, han hecho de motores de impulsión para este despertar de los laicos fieles de Cristo (Crhistifideles laici)

El apostolado de la Buena Nueva del Evangelio es de todos.
No es un rol de la jerarquía. En los 72 misioneros, a los que se refiere San Lucas, estamos representados todos, porque el «¡Id!» del Evangelio “se dirige y se extiende a todos” (Christifideles Laici 2.4)

“Dios me escogió desde antes de nacer y, por su mucho amor, me llamó. Cuando quiso, me hizo conocer a su Hijo, para que yo anunciara su Evangelio. Y no fui a consultar con nadie, ni tampoco fui a Jerusalén a ver a los que eran apóstoles antes que yo” (Gálatas 1, 15-17) Así lo proclama San Pablo, el patrón de Cursillos, el primero y el más grande “Christifideles Laici”. Todos somos Pablo.

En esta “edificación” del “Id”, todos los que creemos en Cristo formamos una misma plataforma, porque el bautismo nos hermana a todos como reyes, profetas y sacerdotes.

En la Iglesia nadie es sólo pescador, o sólo pastor, y nadie es sólo pez, o sólo oveja. Cuando todos los bautizados son pescados y pescadores a la vez, entonces se abre un gran campo de acción para los laicos.

El Cuerpo místico, que formamos todos, es un solo cuerpo (1 Cor 10,17), y cada uno miembro del otro (Rom 12,5), creciendo para Dios, compacto y estructurado mediante los ligamentos y articulaciones, (Col 2, 19) siendo Cristo la cabeza de este cuerpo e identificándonos a Cristo por medio del bautismo (1 Cor 12, 13). (Lumen Gentium 7). Entonces ocurre que, cuando se echan las redes y es grande la pesca, los de la barca, que ha llenado las redes, hacen señas a sus compañeros de la otra barca para que vengan a ayudarles.

Esta es la doctrina de Lumen Gentium, cuando proclama la igualdad y unidad de laicos y clérigos dentro del Pueblo de Dios, identificando a este Pueblo por la dignidad y la libertad de los hijos de Dios, en un sacerdocio común, por la gracia de Dios, aportando cada grupo sus dones a los demás de manera que el conjunto y cada una de sus partes se enriquecen con el compartir mutuo y con la búsqueda de la plenitud en la unidad. Para que, cada uno, con el don que ha recibido, se ponga al servicio de los demás, como buenos administradores de la múltiple gracia de Dios (1 Pe 4,10).

Sin duda que hay dificultades. Siempre ha existido la “ilusión” de sentarse a la derecha o a la izquierda del “maestro”. Al que le ha cabido la gracia de ser “poderoso” se le olvida, a menudo, guiado de buena fe, sin duda, que el “grande” ha de ser “servidor, siervo de todos” (Mc. 10, 41.45). Nada es nuevo. Seguimos los mismos caminos de siempre y nos encontramos con las mismas gentes.

Está constatado, que “el camino posconciliar de los fieles laicos no ha estado exento de dificultades y de peligros. (Christifideles Laici 2.12)
Ocurre, a veces, y lo decimos en la medida en que brota de las exigencias del amor y donde quiera que la Iglesia nos invita a ser Iglesia, que hay quienes, aún actuando con espíritu de servicio y desde la buena fe, se arrogan un lugar eclesial injustificado e intolerable.

Aquí y hoy… esta es la hora de los laicos. Aunque, como dice S.Rylko «no es fácil ser un laico en el mundo actual» y «ser laico en nuestros tiempos requiere coraje», es la hora de los laicos, porque «los laicos son irreemplazables en la tarea de evangelización».

¡La nueva evangelización se hará sobre todo por los laicos, o no se hará!.

Hay que dejar de considerar “por una parte” al clero y “después” al laicado. Hay que dejar de fijar la atención en uno o en otro. Será la manera de empezar a deshacer “nudos” que entorpecen la vida de la Iglesia.

Para conseguirlo, una de las muchas vías está en dejarnos llevar por las grandes intenciones conciliares.

Una de las muchas vías está en dejar de hacer entusiastas afirmaciones cuya efectividad acaba en el momento de terminar de pronunciarlas.

Una de las muchas vías está en poner coherencia entre lo que anunciamos con lo que vivimos.

Una de las muchas vías está poner la “frase” completa, porque sumar “parte” de aquí con “parte” de allá, lo que se obtiene es un resultado de medias verdades.

Queremos declarar, expresamente y para evitar dudas de intenciones oscuras, que, con esto no solo no se está negando a los ordenados, al clero, el lugar que les corresponde en la vida de la Iglesia, sino que sale de nuestro corazón la más firme y clara declaración de amor y admiración por el sacerdocio.

Pero, como oímos a Benedicto XVI “Es algo hermoso de que, sin iniciativa de la jerarquía, con una iniciativa de la base, como se dice, pero también con una iniciativa realmente de lo alto, es decir, como don del Espíritu Santo, nazcan nuevas formas de vida en la Iglesia, como, por otra parte, han nacido en todos los siglos.”

Somos, los laicos de los movimientos eclesiales, los sucesores de esos 72, en palabras de R. Cantalapiedra.

El título de “fieles laicos”, (Christifideles Laici) es, hacer, el honor de esta verdad

Cursillos de Cristiandad es un Movimiento eclesial seglar.

Desde el laicado, en los años 40, tras un estudio profundo de los ambientes, se originó la Esencia y Finalidad de los Cursillos y la base de la Metodología.

Se hizo llegar la “idea” a los “ordenados” y éstos la bendijeron hasta con las dos manos. Hubo concordia amorosa, comunión, entre clero y laicos.

Cursillos surge del laicado para llevar la Buena Nueva, concretamente, a los ambientes en que cada uno vive.

Cursillos nace, no como una respuesta de la iglesia al mundo, sino como una manera de comunicar al hombre que Dios le ama. Fueron pensados, estructurados y rezados no para evangelizar el mundo, sino al hombre.

Los Cursillos surgen para fomentar hambre de Dios en el mundo y en el marco donde crece y se desarrolla corrientemente lo cristiano

La finalidad que buscó la “idea” Cursillos no fue para hacer cosas, asistir a actos, hacer que asistan a actos, sino para que creciéndose y desarrollándose donde Dios le ha plantado, con fe, con esperanza y con caridad, hecha vida por su conexión con Cristo, puedan ser manantial inagotable de sentido, emisores de autenticidad, e impulsores de energía y alegría evangélica en la familia, en el trabajo y en la diversión.

“El método de Cursillos quiere contribuir a cambiar en sentido cristiano los ambientes donde las personas viven y actúan, mediante la inserción de hombres nuevos que han llegado a serlo gracias a su encuentro con Cristo...” (Juan Pablo II) . Permaneciendo cada cual en el estado en que fue llamado, (1 Cor 7, 24) porque a nadie hay que sacarle de su costumbre de atender a la familia, al trabajo, al ocio, sino convertir su forma de atender, haciendo de la gracia un modo de orientarse.
Los Cursillos, como todo lo humano, no son perfectos, pero la confusión y los líos empiezan cuando, sin una idea cabal de por qué fueron pensados, se pretende llevar la generosidad que, por la gracia de Dios, suscitan, a lo que a cada uno le parece lo mejor.

En Cursillos se afirma una línea seglar porque la estrategia se centra en la persona y los ambientes, antes que en las estructuras.

El apostolado cuyo desarrollo se orienta más específicamente en las estructuras intra parroquiales, ya existía con anterioridad y sigue teniendo vida. Un apostolado, sin duda, excepcional y extraordinario, que se lleva a cabo mediante su pastoral. Un apostolado que, sin duda, es muy bueno y eficaz para los “obreros” que fueron llamados a la viña desde la primera hora, pero que no resulte que cuadre en la entrega apasionada de un recién convertido. Porque la estructura parroquial se muestra a la vez demasiado estrecha y demasiado basta para satisfacer las necesidades de la pastoral y de la formación del conjunto de los fieles. La parroquia u otras estructuras de iglesia, no parecen ser la plataforma más adecuada y menos aún la exclusiva para llegar a ciertos sectores, especialmente a los más alejados, y fermentarlos en cristiano.

Cursillos dirige el enfoque, no de forma exclusiva aunque sí especialmente, a los alejados, que no participan en los actos parroquiales o asisten a los mismos de forma rutinaria, sin que les duela el no participar en ellos. Si bien es más cierto que, cuando la parroquia precise una colaboración puntual, siempre estará prestada con sencillez, sin invadir campos ni asumir roles que pertenecen a otras parcelas.

Eduardo Bonnín siempre destacó de forma contundente, clara y concreta que Cursillos es un Movimiento de iniciativa seglar, en el que los sacerdotes colaboran con su papel fundamental. Que Cursillos solo puede tener perseverancia y crecimiento “mediante el ensamblaje perfecto entre seglares y sacerdotes”.

El Cursillo, hoy más que nunca, tiene que estar firmemente asentado en la fe que vive en unión estrecha, cordial y amistosa con todos, seglares y sacerdotes,… sin “mandonismo” ninguno de nadie, con santo real miedo, con asombro continuado y con la sobrenatural naturalidad, no de creer saber, sino de saber creer. Es evidente que el Movimiento de Cursillos, puede llevar la Buena Nueva a los lugares más alejados y ajenos al radio de acción normal de los ordenados.

Cursillos, como Movimiento eclesial seglar se hace realidad en la persona que vive el Bautismo, anunciando la Buena Nueva del Evangelio, el Amor de Dios, mediante testimonio en los lugares que recorre el metro cuadrado en el que está enclavado de los ambientes en que habita: la casa, el trabajo, los lugares de ocio. Pero siempre en unión íntima con los sacerdotes

Oremos juntos, sacerdotes y seglares, para que, en el metro cuadrado de nuestro alrededor, en los sitios de cualquier ambiente en el que nos encontremos, al encontrarnos con cualquier hermano, derrochemos Amor (Lc 10. 25-29 y Mc 12, 31) con espíritu samaritano (Lc 10. 30-37)

Porque Iglesia somos todos. No somos Iglesia, o más Iglesia, porque se ocupe un puesto o un cargo o una misión más o menos cualificada o importante.

No.
Somos Iglesia porque estamos bautizados y confirmados en la Fe en Jesucristo.

Como siempre, nos despedimos rogándole a Nuestro Señor que nos mantenga unidos en su amor y amistad.


De Colores,

Juan Ruiz
Presidente - OMCC

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