lunes, 30 de junio de 2008

HOMILÍA DEL PAPA EN LA APERTURA SOLEMNE DEL AÑO PAULINO

ROMA, Sábado 28 de Junio de 2008.- Homilía pronunciada por S.S. Benedicto XVI durante las primeras vísperas de la solemnidad de los Santos apóstoles Pedro y Pablo, en la Basílica de San Pablo Extramuros, inaugurando el del Año Paulino, con la participación del patriarca ecuménico de Constantinopla, Su Santidad Bartolomé I.


Santidad y delegados fraternos
Señores cardenales,
Venerados hermanos en el Episcopado y en el Sacerdocio,
Queridos hermanos y hermanas,

Estamos reunidos ante la tumba de san Pablo, quien nació, hace dos mil años, en Tarso de Cilicia, en la actual Turquía. ¿Quien era este Pablo? En el templo de Jerusalén, frente a la multitud agitada que quería matarlo, el se presenta a sí mismo con estas palabras: «Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero educado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel en la exacta observancia de la Ley de nuestros padres; estaba lleno de celo por Dios.... Al final de su camino dirá de sí: "yo he sido constituido heraldo y apóstol, maestro de los gentiles en la fe y en la verdad. Maestro de los gentiles, apóstol y pregonero de Jesucristo, así él se caracteriza a sí mismo en una mirada retrospectiva del recorrido de su vida. Pero con ello, la mirada no va sólo hacia el pasado. "Maestro de los gentiles- esta palabra se abre hacia el futuro, hacia todos los pueblos y todas las generaciones. Pablo no es para nosotros una figura del pasado, que recordamos con veneración. Él es también nuestro maestro, apóstol y anunciador de Jesucristo también para nosotros.

Por lo tanto, estamos reunidos no para reflexionar sobre una historia pasada, irrevocablemente superada. Pablo quiere hablar con nosotros, hoy. Por esto he querido convocar este especial "Año paulino": para escucharlo y tomar ahora de èl, como nuestro maestro, en la fe y la verdad, en la cual están radicadas las razones de la unidad entre los discípulos de Cristo. En esta perspectiva he querido encender, para este bimilenario del nacimiento del Apóstol, una especial "Llama paulina", que permanecerá encendida durante todo el año, en un especial bracero colocado en el pórtico de la basílica. Para solemnizar esta recurrencia he inaugurado también la llamada "Puerta Paulina", a través de la cual he entrado en la basílica acompañado por el patriarca de Constantinopla, el cardenal Arcipreste y por otras autoridades religiosas.

Es para mi motivo de una íntima alegría que la apertura del Año paulino asuma un particular carácter ecuménico por la presencia de numerosos delegados y representantes de otras iglesias y Comunidades eclesiales, que acojo con el corazón abierto. Saludo en primer lugar a Su santidad el patriarca Bartolomé I y a los miembros de la delegación que los acompaña, así como al nutrido grupo de laicos de varias partes del mundo que han venido a Roma para vivir con Él y con todos nosotros estos momentos de oración y de reflexión. Saludo a los Delegados Fraternos de las Iglesias que tienen un vínculo particular con el apóstol Pablo- Jerusalén, Antioquia, Chipre, Grecia- y que forman el ambiente geográfico de la vida del Apóstol antes de su llegada a Roma. Saludo cordialmente a los Hermanos de las diversas Iglesias y Comunidades eclesiales de Oriente y de Occidente, junto a todos ustedes he querido tomar parte de este solemne inicio del Año dedicado al Apóstol de los gentiles.

Estamos, entonces, reunidos para interrogarnos sobre el gran Apóstol de los gentiles. Nos preguntamos, no solo: ¿Quién era Pablo? Nos preguntamos sobretodo: ¿Quién es Pablo?, ¿Qué me dice? En esta hora, del inicio del Año paulino que estamos inaugurando, quisiera elegir de del rico testimonio del Nuevo testamento tres textos, en los cuales aparece su fisonomía interior, lo específico de su carácter. En la Carta a los Gálatas, él nos ha donado una profesión de fe muy personal, en la cual abre su corazón frente a los lectores de todos los tiempos y revela cual es el resorte más íntimo de su vida "Vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí". Todo aquello que hace Pablo, parte de este centro. Su fe es la experiencia del ser amado por Jesucristo de manera totalmente personal; es la conciencia del hecho que Cristo ha enfrentado la muerte no por algo anónimo, sino por amor a él- a Pablo- y que, como resucitado, lo ama todavía, que Cristo se ha donado por él. Su fe es el ser alcanzado por el amor de Jesucristo, un amor que lo perturba hasta lo más íntimo y lo transforma. Su fe no es una teoría, una opinión sobre Dios o sobre el mundo. Su fe es el impacto del amor de Dios sobre su corazón. Y así, esta misma fe es amor por Jesucristo.

Por muchos, Pablo es presentado como un hombre combativo que sabe manejar la espada de la palabra. De hecho, sobre su camino de apóstol no faltaron las disputas. No buscó una armonía superficial. En su primera carta, aquella dirigida a los tesalonicenses, el mismo dice: "tuvimos la valentía de predicaros el Evangelio de Dios entre frecuentes luchas....Nunca nos presentamos, bien lo sabéis, con palabras aduladoras, ni con pretextos de codicia..". La verdad era para él demasiado grande para estar dispuesto a sacrificarla en vista de un éxito exterior. La verdad que había experimentado en el encuentro con el Resucitado ameritaba para él la lucha, la persecución, el sufrimiento. Pero lo que lo motivaba en lo más profundo, era el ser amado por Jesucristo y el deseo de transmitir a otros este amor. Pablo era alguien capaz de amar, y todo su obrar y sufrir se explica a partir de este centro. Los conceptos fundados en su anuncio se comprenden únicamente en base a esto. Tomemos solamente una de sus palabras claves: la libertad. La experiencia del ser amado hasta el final por Cristo le había abierto los ojos sobre la verdad y sobre el camino de la existencia humana -esa experiencia abrazaba todo. Pablo era libre como hombre amado por Dios que, en virtud de Dios, estaba en capacidad de amar junto con Él. Este amor es ahora la "ley" de su vida y justamente así es la libertad de su vida. Él habla y actúa movido por la responsabilidad del amor, el es libre, y dado que es uno que ama, el vive totalmente en la responsabilidad de este amor y no toma la libertad como pretexto para el albedrío y el egoísmo. En el mismo espíritu Agustín ha formulado la frase luego famosa: ama y has lo que quieras. Quien ama a Cristo como lo ha amado pablo, puede verdaderamente hacer lo que quiere, porque su amor está unido a la voluntad de Cristo, y por ende, a la voluntad de Dios; porque su voluntad está anclada en la verdad y porque su voluntad no es más que simplemente su voluntad, arbitrio de su yo autónomo, sino que está integrada a la libertad de Dios y de ella recibe el camino que recorrer.

En la búsqueda de la fisonomía interior de San Pablo, quisiera, en segundo lugar, recordar la palabra que Cristo resucitado le dirige sobre el camino de damasco. Antes el Señor le pregunta: «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?» El respondió: «¿Quién eres, Señor?» Y le es dada la respuesta: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues". Persiguiendo a la Iglesia, Pablo persigue al mismo Jesús. "Tu me persigues". Jesús se identifica con la Iglesia en un solo sujeto. En esta exclamación del resucitado, que transformó la vida de Saúl, en el fondo está contenida toda la doctrina sobre la Iglesia como Cuerpo de Cristo. Cristo no se ha retirado en el Cielo, dejando sobre la tierra una secuela de seguidores que llevan adelante su causa. La Iglesia no es una asociación que quiere promover una cierta causa. En ella no se trata de una causa. En ella se trata de la persona de Jesucristo, que también como Resucitado permaneció "carne". Él tiene carne y huesos", lo afirma en Lucas el Resucitado frente a los discípulos que lo habían considerado un fantasma. Èl tiene un cuerpo. Está personalmente presente en la Iglesia, "Cabeza y Cuerpo" forman un único sujeto, diría Agustín. "¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?, escribe pablo a los Corintios. Y agrega: como según el Libro del Génesis, el hombre y la mujer se hacen una sola carne, así Cristo con los suyos se hace un sólo espíritu, un único sujeto en el mundo nuevo de la resurrección. En todo esto, se visualiza el misterio eucarístico, en el cual Cristo dona continuamente su Cuerpo y hace de nosotros su Cuerpo: "el pan que partimos ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan". Con estas palabras se dirige a nosotros, en este momento, no sólo Pablo, mas el Señor mismo: ¿Cómo habéis podido lacerar mi Cuerpo? Frente al rostro de Cristo, esta palabra se convierte al mismo tiempo en una petición urgente: Vuelve a juntarnos de todas las divisiones. Haz que hoy se haga nuevamente realidad: Hay un sólo pan, por lo tanto, nosotros, a pesar de ser mucho, somos un sólo cuerpo. Para pablo la palabra Iglesia como Cuerpo de Cristo no es un parangón cualquiera. Va mucho más allá de un parangón. "¿Por qué me persigues?. Continuamente Cristo nos atrae hacia su Cuerpo, edifica su Cuerpo a partir del centro eucarístico, que para Pablo es el centro de la existencia cristiana, en virtud del cual todos, como también cada individuo puede de manera totalmente personal experimentar: Él me ha amado y ha se ha dado por mí.

Quisiera concluir con una palabra tardía de San Pablo, una exhortación a Timoteo desde la prisión, frente a la muerte. "Soporta conmigo los sufrimientos por el Evangelio" dice el Apóstol a su discípulo. Esta palabra, que está al final de los caminos recorridos por el apóstol como un testamento, nos lleva hacia atrás, al comienzo de su misión. Mientras, después del su encuentro con el resucitado, pablo se encontraba ciego en su habitación en Damasco, Anania recibió el encargo de ir donde el perseguidor temido e imponerle las manos, para que recuperara la vista. A la objeción de Anania que este Saúl era un perseguidor peligroso de los cristianos, le es dada la respuesta: Este hombre debe llevar mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel. Yo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi nombre". El encargo del anuncio y la llamada al sufrimiento por Cristo van inseparablemente juntas. La Llamada a ser el maestro de las gentes es al mismo tiempo e intrínsecamente una llamada al sufrimiento en la comunión con Cristo, que nos ha redimido mediante su Pasión. En un mundo en el que la mentira es potente, la verdad se paga con el sufrimiento. Quien quiere esquivar el sufrimiento, tenerlo alejado de sí, tiene alejada la vida misma y su grandeza; no puede ser servidor de la verdad y así servidor de la de. No hay amor sin sufrimiento, sin el sufrimiento de la renuncia de sí mismos, de la transformación y purificación del yo por la verdadera libertad. Allí donde no hay nada que valga que por ello se sufra, también la misma vida pierde su valor. La eucaristía -el centro de nuestro ser cristianos- se funda en el sacrificio de Jesús por nosotros, ha nacido del sufrimiento del amor que en la Cruz encontró su culmen. Nosotros vivimos de este amor que dona. Eso nos da la valentía y la fuerza de sufrir con Cristo y por él, de este modo, sabiendo que justamente así nuestra vida se hace grande, madura y verdadera. A la luz de todas las cartas de san Pablo vemos como en su camino de maestro de las gentes se ha cumplido la profecía de Ananias y en la hora de la llamada: "Yo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi nombre". Su sufrimiento lo hace creíble como maestro de verdad, que no busca su propio provecho, la propia gloria, el placer personal, mas se empeña pro Aquel que nos ha amado y nos se ha dado a sí mismo por todos nosotros

En esta hora en la que agradecemos al Señor, porque ha llamado a Pablo, haciéndolo luz de las gentes y maestro de todos nosotros, oramos: Danos también hoy el testimonio de la resurrección, tocado por tu amor y capaces de llevar la luz del Evangelio en nuestro tiempo. San Pablo ora por nosotros. Amen.



Benedicto XVI

domingo, 22 de junio de 2008

Encuentro con Hnos. de Río Claro en San Gerardo


Este sábado 21, como todos los tercer sábados de cada mes, nos correspondió visitar a nuestros hermanos de Río Claro, específicamente en esta oportunidad viajamos al sector de San Gerardo en donde se ubica la casa de nuestros hermanos Chicho y Carmencita. Como en todas nuestras visitas, el Señor si hizo presente en este encuentro, compartimos un vídeo de Aparecida y el testimonio de nuestro nuevo "pescado" Pedro Hidalgo, quien no ha querido perderse ninguna de las actividades programadas por nuestro MCC en su cuarto día.
Todos hemos tenido la oportunidad de conocer un poco el testimonio de Pedro en las misas de Palanca, pero para nuestros hermanos de Río Claro fue una novedad y que les llegó fuertemente, manifestando posteriormente ellos que, con el testimonio de Pedro les quedó muy claro que el Señor nunca nos abandona y esta en todo momento acompañándonos en las distintas circunstancias de nuestras vidas.
Terminamos este encuentro con un rico compartir preparado con el cariño de siempre por nuestros hermanos de Río Claro y programando ya nuestro próximo encuentro que si Dios así lo permite, se efectuara en conjunto con nuestro hermanos de San Clemente.
Por todos los lindos momentos vividos este Sábado...Gracias Señor.

viernes, 20 de junio de 2008

El MCC acompañara ordenación de nuevos Sacerdotes


Queremos contarles que este miércoles 16 de Julio por Gracia del Señor tendremos dos nuevos Sacerdotes en nuestra Diócesis, se trata de Andrés y Raúl nuestros queridos hermanos salidos del Seminario de Rauquen, que fueron ordenados Diáconos el 02 de Diciembre pasado y que nuestro MCC los acompañó en esa oportunidad prestando el servicio de atender a todos sus invitados.
Debido a que ellos quedaron muy contentos con nuestra participación en su ordenación como Diáconos, nos han pedido que los podamos acompañar y atender a sus invitados nuevamente en esta fecha tan importante para sus nuevas vidas como Sacerdotes.
Es por esto que gustosamente nuestro MCC, como activo participante de los distintos acontecimientos de nuestra Diócesis, ha aceptado esta nueva invitación y estará sirviendo el próximo 16 de Julio a todos los familiares y amigos que acompañaran a Raúl y Andrés en su ordenación.
La invitación es ha que te hagas parte de esta actividad, necesitamos que te inscribas con algún integrante del Secretariado y así podamos prestar, como acostumbramos en nuestro movimiento, un excelente servicio al Señor, representado en estos dos hermanos y sus invitados.

sábado, 14 de junio de 2008

Reuniones de Mov. Apostólicos de Talca


Nuestro querido MCC participa activamente en las reuniones de coordinación de todos los Movimientos Apostólicos existentes en nuestra cuidad, es así como por lo menos una vez al mes, nuestros presidentes diocesanos junto a todos los representantes de los demás movimientos se reunen con el asesor espiritual designado para toda la diócesis, el Padre Carlos Serrano.
En estas reuniones se coordinan las distintas actividades diocesanas, además de compartir y evaluar el resultado de las mismas en cada uno de los movimientos.
En la foto podemos ver a nuestra presidenta Marcela Villena, junto a los representantes del Movimiento de Renovación Carismática, Movimiento de Schöenstat, Padre Carlos Serrano Asesor Espiritual de los Movimientos Apostólicos, Movimiento de Educadores Católicos, Movimiento de las Pequeñas Almas y el Movimiento de Encuentro Matrimonial.

lunes, 9 de junio de 2008

Boletin mensual cursillos OMCC junio 2008

Queridos Amigos,
¡Que la paz y el amor de Nuestro Señor estén siempre con ustedes!
I. Eventos e información actual
Al fin del mes de abril, del 25 al 27, por la gentil invitación del Secretariado Diocesano de Monterrey, México, Juan Ruiz tuvo la oportunidad de participar en un Curso de Rectores y Rectorables. Y en el mes de mayo, del 15 al 17, también fue cordialmente invitado por el Consejo Pontificio para los Laicos (PCL) a participar en el Seminario para Obispos sobre los Movimientos.
“La experiencia en la Diócesis de Monterrey fue bellísima porque me impresionó y aprendí mucho de la calidad de dirigentes que el Movimiento de Cursillos tiene en esa ciudad. Así como también de la buena formación, tanto técnica como espiritual, que los dirigentes están recibiendo. Con la gran capacidad de asombro que tienen sus dirigentes, se crea una apertura que facilita enormemente que sigan aprendiendo y creciendo constantemente. Otra cosa que también me impresionó fue la preparación, humildad y espíritu de servicio de todos los presentadores y organizadores del evento. No cabe duda que cuando existe esa capacidad de asombro, la persona no puede más que admirar con cada mirada”.
“El Seminario de los Obispos sobre los Movimientos en Roma fue otro “Momentazo cerca de Cristo” porque tuve la oportunidad de un contacto personal con más de cien Obispos y Cardenales de los cinco continentes y con un ramillete de unos veinte laicos de diferentes Movimientos Eclesiales y Nuevas comunidades. Al compartir con todos en un ambiente de amistad durante las conferencias, grupos de trabajo, comidas y ratos libres, todos expresaron claramente su gran satisfacción con el Movimiento de Cursillos de Cristiandad. Comentaban que “Los Cursillos son uno de los movimientos que trabajan mas apegados a los obispos”. Inclusive, los Obispos de países donde no había cursillos (y hasta donde ya había Cursillos) me comentaron que les gustaría que les visitara. Tengo una visita pendiente para Puerto Rico, Cuba, Ecuador, Chile, Perú, España, India, Sri Lanka, entre otras. En un ambiente totalmente de hermandad, pudimos darnos cuenta claramente cómo el Espíritu Santo esta respondiendo a los signos de los tiempos a través de la creación de los Movimientos Eclesiales y Nuevas Comunidades. Se confirmó claramente y se mencionó varias veces lo que el siervo de Cristo Juan Pablo II nos dijo en el Primer Encuentro Mundial de Movimientos Eclesiales y Nuevas comunidades en el año 1998, “los movimientos Eclesiales y Nuevas comunidades son la nueva primavera de la iglesia”. Así como también como nuestro Santo Papa Benedicto XVI ha venido promoviendo todos los Carismas de los Movimientos Eclesiales y Nuevas Comunidades desde cuando era Cardenal Ratzinger.
Los pocos representantes de los diferentes movimientos que estábamos presentes pudimos sentir el calor, cariño y aceptación de todos los Obispos y Cardenales presentes. El Seminario fue tan fructuoso que Su Eminencia Cardenal Theodore E. McCarrick, Arzobispo emérito de Washington, recomendó que “estos Seminarios se organizaran con la Conferencia Episcopal de cada país para que más Obispos y Cardenales puedan asistir”.
Un desafío que varios de los Obispos expresaron fue el poder transmitir esa visión al clero de sus diócesis. Por consiguiente, necesitamos orar mucho para que su entusiasmo y visión puedan ser transmitidos a todos sus sacerdotes y podamos complementarnos en la evangelización de cada una de nuestras diócesis, respetando la vocación de cada persona dentro de su singularidad, originalidad y su creatividad. Así como también la Mentalidad, la Esencia y la Finalidad de cada uno de los carismas.
Y como si todo esto fuera poco, la experiencia culminó en la audiencia con el Santo Padre Benedicto XVI en la sala Clementina del Vaticano. Con el mismo amor y firmeza de siempre, entre otras cosas, dijo a los Obispos y Cardenales “os pido que salgáis al encuentro de los movimientos con mucho amor”
Siento no poder exponerles en este boletín, ni siquiera en síntesis, todas las presentaciones de lo que pasó y de los frutos de cada una de ellas, que realmente fueron respuestas del Espíritu Santo. Por consiguiente, los invitamos a que visiten la Pagina Web del Consejo Pontificio para los Laicos (PCL) http://www.laici.org/ donde podrán encontrar el texto de cada una de las presentaciones para que se puedan estudiar en sus escuelas de dirigentes y seamos conscientes del gran valor y responsabilidad que tenemos como administradores de cada uno de esos carismas”.

II. Estudio del Carisma: Parte II
CARISMA
La lluvia que cae del cielo, única e indivisa, hace germinar las más diversas y variopintas especies de flores y árboles.
El Espíritu Santo es único, pero “los dones son variados, las funciones son variadas y las actividades son variados” (1Cor 12,4-6), y confiere a cada uno la gracia según quiere. (1Cor 12,11).

I.- Origen
El origen de la palabra “CARISMA” se encuentra en el vocablo griego ????sµa (járisma), el cual, a su vez, deriva del verbo ?a?ísoµai (jarísomai), que significa mostrarse “amable y generoso”, “regalar algo”.
El sufijo µa (ma), indica el producto de la acción.
Así pues, ????sµa (járisma) significa “don generoso” “regalo”.
Un papiro antiguo utiliza este término para designar los regalos ofrecidos a los marineros.
Existe un parentesco entre el vocablo ????sµa (járisma) y el nombre griego ????s, (járis) que significa “gracia”. Este parentesco no se da en los dos vocablos equivalentes del castellano “carisma” y “gracia”
Concepto civil:
- Los diccionarios suelen definir la palabra carisma como la especial capacidad de algunas personas para atraer o fascinar.
Se aplica, por extensión, a algunas personas, como políticos, religiosos, actores, etc., que atraen vivamente a las muchedumbres.
- Algunos sociólogos quieren indicar con la palabra carisma la capacidad de ejercer autoridad en base a la creencia de los seguidores en las capacidades ejemplares de una persona.
- También se utiliza usualmente la palabra carisma para describir una habilidad para influir o atraer a otras personas. Se refiere especialmente a la cualidad de ciertas personas de motivar con facilidad la atención y la admiración de otros gracias a una cualidad "magnética" de personalidad o de apariencia.
Concepto espiritual
La iglesia en la palabra “carisma” mantiene el significado griego de “gracia” o “don”, agregando “de Dios”, el añadido paulino que expresa el origen divino por el que se otorga el carisma a todo bautizado para el bien común.
O sea, como el resultado de haber recibido el ????s, (járis), una gracia, y de haberla recibido del Espíritu. En definitiva un carisma es un don de Dios.
II.- Los Carismas en la Iglesia
Hay dos elementos que contribuyen a definir lo que es el carisma:
Primero, el carisma es el don otorgado “para el bien de todos”, (1Cor. 12, 7), o sea que está al “servicio de los demás” (1Pe 4,10)
Segundo, el carisma es el don otorgado “a uno” o “a algunos” en particular, no a todos del mismo modo.
Siempre hubo carismas en la Iglesia.
Los Carismas no solo surgieron en la Iglesia primitiva. Cada época de la historia, cada lugar del universo, cada circunstancia por las que atraviesa la Iglesia, requieren la manifestación del Espíritu y Él distribuye sus dones, funciones, actividades y ministerios de acuerdo a las necesidades concretas de cada momento.
Al vocablo “carisma” se le da un origen paulino, pero la realidad es que ya se encuentra operante en el Antiguo Testamento, en reyes, jueces, profetas y otros grandes personajes, tanto hombres como mujeres. Estos no solo recibieron de Dios una misión sino también la efusión del Espíritu Santo para ejercerla más allá de las fuerzas meramente naturales.
No obstante, fue Pablo quien fijó el término carisma y lo utilizó con cierta profusión: 16 veces.
También es citado por San Pedro, aunque en una sola ocasión. (1Pe 4,10)
1.- Definición
Pablo utiliza la palabra carisma para varias acepciones: considera como carisma el don espiritual concedido por Dios a quienes ha tocado en suerte la vocación cristiana. (1Cor 1,7). Pero, como no todos la viven del mismo modo, cada cual recibe el carisma que le es propio. (1Cor 7,7).
En otros pasajes, con la palabra carisma, expresa otros significados muy distintos: edificación común, curaciones (1Cor 12, 9.28.30), escapar del peligro de muerte (2Cor 1,11), redención, (Rom, 5,15), fuerza (2Tim 1,6), irrevocable. (Rom, 11,29 G-17)
Pero siempre bajo un mismo denominador: una gracia del Espíritu Santo que habilita a quien la recibe para servir en la edificación de la comunidad (Iglesia), o sea, para el bien de todos (1 Cor 12, 7).
De ello surge la definición de carisma como un Don gratuito que Dios concede a algunas personas en beneficio de la comunidad.
Por Carisma, pues, se puede entender, bajo el concepto teológico, un don espiritual concedido por Dios a un creyente, el cual, viviendo una experiencia religiosa de especial intensidad, es capaz de condicionar de manera extraordinaria la vida espiritual de un grupo o de una época histórica.
Este “don” se presenta como una novedad y guarda relación con la misma raíz
????s, (járis) que significa “gracia”.
De aquí nace su triple característica:
don que procede de la gracia
don con carácter de utilidad pública
don al servicio del Evangelio, del que da testimonio.
Un carisma es, pues, un don espiritual que Dios da como regalo y que no depende del mérito ni de la santidad de la persona que lo recibe.
Ni tampoco es necesario un carisma para llegar a la santidad.
Los carismas son una expresión de la multiforme gracia divina.
2.- Diversidad de Carismas.
Los Carismas son innumerables, de variada importancia, según sirvan más o menos a la edificación de la Iglesia y, sobre todo, de diferente naturaleza, según la función específica que tienen que desempeñar.
Se distinguen los carismas entre ordinarios y extraordinarios, entendiendo entre éstos la globalía y las curaciones. Como carismas ordinarios se hace referencia lo ordinario a los más “sencillos y comunes”, como los llama el Concilio Vaticano II, (LG,12; Apostolicam Actuositatem.3)
Pero el Espíritu Santo infunde a uno palabra de sabiduría, a otro palabra de ciencia, a otro profecía, a otro discernimiento, a otro de servicio, a otro de apostolado, … distribuyéndolo en particular, a cada uno, como quiere. (1Cor. 12, 7-11), manifestándose, en las personas, de muchas maneras: de apóstol, de profeta, de evangelizador, de pastor, de maestro, ..
LISTAS de Carismas:
Los teólogos y escritores que han profundizado sobre los carismas han establecido distintas listas y agrupamientos de los carismas.
Más que listas se puede considerar como una serie de formas diversas de “manifestación del Espíritu” (1Cor. 12, 7) o una serie de “dotes diferentes” (Rom 12, 6) que valen para todos (1Pe 4, 10s)
En las cartas de San Pablo se encuentran cuatro listas de carismas
(1 Cor 12, 8-10 y 28-30; Rom 12, 6-8 y Ef 4, 11.)
Las listas contienen un total de 20 carismas diferentes, pero estas no pretenden ser exhaustivas. Hay muchos más carismas.
La lista más completa se encuentra en el capítulo 12 de la carta primera a los Corintios. En ella (1 Cor. 12, 8-10) aparecen 9 carismas que se pueden distribuir en tres grupos:
Carismas de la mente: Sabiduría, Ciencia, Discernimiento de Espíritus
Carismas de acción: Milagros, Sanaciones, Fe
Carismas de la lengua: Profecías, Lenguas, Interpretación
Entre todos los carismas la primacía la tiene el amor. El amor es el carisma de los carismas, el más excelente y al que se subordinan todos los demás.
“Aunque yo hable la lengua de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como bronce que suena. Y aunque tenga el don de profecía, y sepa todos los misterios, y toda la ciencia, y tenga fe de hasta trasladar montañas, si no tengo amor, nada soy”. (1 Cor 13, 1-3) Sin la caridad carecen totalmente de utilidad los carismas más impresionantes. (1Cor. 12 y Rom 12)
3.- Finalidad
“La manifestación del Espíritu (el carisma) es concedido a cada uno con vistas a la utilidad común” (1Cor. 12,7). Esa utilidad común es la edificación de la Iglesia y se “edifica” cuando se hace algo “por vía de revelación, de ciencia, de profecía o de enseñanza” (1Cor. 14,6). Más concretamente “edifica a los demás quien les exhorta, quien les enseña las cosas de la fe, quien distribuye a otros sus propias riquezas, quien actúa con misericordia” (Rom 12, 7-8)
Pero poniendo siempre por delante la caridad. La caridad es la única realidad que no acabará.
San Pedro aporta un matiz que complementa, como consecuencia, la doctrina de Pablo: la finalidad misionera de los carismas de proclamar las maravillas del Señor
Los frutos de los carismas son realmente para la evangelización, para la manifestación del poder de Dios entre nosotros, para la conversión, para confirmar, como nos dice San Pablo, (Rom. 1,16) que el Evangelio es una fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree.
Una faceta importante de los carismas es su carácter orgánico. Todos deben operar en armonía, como las múltiples funciones de un cuerpo sano.
Los dos textos paulinos más explícitos sobre los carismas (1Cor. 12 y Rom 12) utilizan la comparación del cuerpo humano, con su orgánica unidad, la diversidad de funciones y la independencia de los miembros, para ilustrar cómo los carismas son también diversos en la función, e interdependientes, con la misión específica de contribuir a la unidad, solidaridad y crecimiento vigoroso de la fraternidad cristiana.
“Porque el cuerpo no es un miembro, sino muchos” (1Cor. 12, 14), se hace posible la unidad por medio de la complementariedad mutua.
“Y si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Hay muchos miembros, pero un solo cuerpo” (1Cor 12, 19)
La práctica del carisma, como servicio al prójimo, produce un progreso en la vida espiritual, aunque no por el carisma en sí, sino por el acto de servicio.
Pero se ha de tener claro que los carismas son sólo auxilios en la evangelización. Se otorgan para fortalecer la fe de aquellos en medio de los cuales se manifiestan estos dones extraordinarios del Espíritu de Dios.
Cuando un carisma se ejercita como un servicio a los demás se puede afirmar que dicho ejercicio es un camino de crecimiento en la fe y en el amor.
Como siempre, nos despedimos rogándole a Nuestro Señor nos mantenga unidos en su amor y amistad. Y en esta ocasión nos atrevemos a pedirles palanca por una necesidad muy grande que Juan Ruiz tiene con su familia inmediata.
De Colores,

Juan Ruiz
Presidente - OMCC

jueves, 5 de junio de 2008

Gran explosión de libertad: tras las huellas de Pablo

Entrevista con el administrador delegado de Obra Romana de Peregrinaciones
ROMA, jueves, 5 junio 2008 (ZENIT.org).- El encuentro con Jesús Resucitado supuso una experiencia de libertad y de fe que hizo de él un gigante de la evangelización: es la lección de san Pablo que el cristiano de hoy puede revivir con los itinerarios (de y desde Roma) preparados por el Año Paulino.
El Papa abrirá la gran celebración jubilar en la basílica de san Pablo Extramuros el 28 de junio. Durará hasta el 29 de junio del próximo año.
Obra Romana de Peregrinaciones (ORP) acompaña la solicitud del Papa con la acogida de peregrinos y las rutas que ha presentado este jueves, en Roma, para hacer de este año un momento de conversión y unidad. El padre Cesare Atuire -administrador delegado de ORP-ha conversado con Zenit.
Actividad del Vicariato de Roma -órgano de la Santa Sede--, ORP sirve a los peregrinos con el acompañamiento técnico-organizativo por "auténticos itinerarios del espíritu", consciente de que la peregrinación es la forma más antigua y universal de religiosidad, y que puede constituir una ocasión excepcional de encuentro y conocimiento de Cristo.
--San Pablo es el protector por excelencia de Obra Romana de Peregrinaciones...
--P. Cesare Atuire: Sí, porque san Pablo fue un gran peregrino; se dice que viajó entre 14.000 y 16.000 kilómetros en su tiempo. ¿Y qué hace el peregrino? El peregrino, a través de su viaje, mientras camina está evangelizando, y es lo que Pablo hacía: iba, predicaba el Evangelio, era un testigo de la Resurrección en todos los lugares que visitó. Y creo que nosotros también, que estamos tratando de llevar al hombre por las calles del mundo, queremos que nuestro actividad de viajar sea también una forma de evangelización.
--Las rutas romanas paulinas, ¿cómo se han trazado?
--P. Cesare Atuire: En Roma existe toda una tradición y estudios sobre los lugares donde hay una devoción hacia la figura de Pablo, y algunas de estas tradiciones son muy antiguas. Lo que hemos hecho es identificar la historicidad de estas tradiciones para indicar los lugares principales. Por mencionar algunos, sobre todo la basílica de San Pablo Extramuros -donde se custodian los restos del Apóstol--, la Abadía de las Tres Fuentes -el lugar donde Pablo fue decapitado--, la basílica de San Pedro --que no es un punto estrictamente paulino, pero el viaje de los peregrinos a Roma siempre ha sido ad limina apostolorum, y los dos apóstoles, Pedro y Pablo, siempre han ido juntos, y por lo tanto quien viene a Roma también ha de saludar a Pedro, por así decirlo- y la basílica de San Juan de Letrán, donde se conservaban reliquias de los dos santos apóstoles de la ciudad de Roma, Pedro y Pablo, y además es la catedral del Papa; si uno viene, debe ir allí.
--¿Con qué espíritu hay que recorrer el Año y el itinerario paulino? ¿Cómo recomienda prepararse?
--P. Cesare Atuire: Sobre todo hay que leer las cartas de san Pablo, porque era una persona que no conocía a Cristo, igual que nosotros, en el sentido de no encontró a Jesús mientras Él estaba en la tierra; tuvo la experiencia del Resucitado y esta experiencia le transformó la vida; lo vivió como una gran explosión de libertad, y para nosotros, sobre todo en Occidente --donde hay un cierto cansancio en la experiencia de la fe--, redescubrir a Pablo nos da entusiasmo para seguir adelante.
--El itinerario paulino en Roma representa entonces la posibilidad de vivir una explosión de libertad...
--P. Cesare Atuire: Así es. Por eso se han previsto tantas iniciativas, estamos preparándonos para acompañar a tantos jóvenes, hemos ideado esta especie de credencial del peregrino -la "Paolina"--, todo ello pensando siempre en que constituyan momentos de reflexión y de oración, así como momentos de gran encuentro entre personas para compartir este entusiasmo de la fe. Aprovechemos esta oportunidad para conocer a un hombre que no tenía miedo, un hombre que en medio de tantas dificultades no se detenía ante obstáculo alguno porque creía en lo que predicaba, porque quería vivir y dar testimonio de este tesoro que encontró. Y creo que es lo que hoy en día tenemos que hacer también los cristianos.

lunes, 2 de junio de 2008

Ante el año de san Pablo

CÓRDOBA, sábado, 31 mayo 2008 (ZENIT.org).- Publicamos la carta que ha escrito monseñor Juan José Asenjo Pelegrina, obispo de Córdoba, ante el año de san Pablo convocado por Benedicto XVI.

El Papa Benedicto XVI ha convocado el Año Paulino, a celebrar del 28 de junio de 2008 al 29 de junio de 2009, con ocasión del bimilenario del nacimiento del Apóstol San Pablo, que los historiadores sitúan entre los años 7 y 10 después de Cristo, y cuyas reliquias se guardan bajo el altar papal de la basílica romana de San Pablo Extramuros, en el sepulcro recientemente descubierto por los arqueólogos.

Los objetivos que ha marcado el Papa para este año son redescubrir la figura y la actividad de San Pablo en sus múltiples viajes apostólicos, de los que guardan memoria los Hechos de los Apóstoles; volver sobre sus cartas, dirigidas a las Iglesias que él fundó y a algunos de sus colaboradores, un auténtico tesoro para la teología y la espiritualidad cristiana; acoger sus ricas enseñanzas; renovar nuestra fe y nuestro compromiso apostólico y evangelizador; y rezar y trabajar por la unidad de todos los cristianos en una Iglesia unida, que el Apóstol entendió como el único Cuerpo de Cristo.

Pablo, nacido en Tarso de Cilicia, en Asia Menor, fue en su juventud un judío celoso y observante de la ley de Moisés. Por ello, tan pronto como el cristianismo comienza a expandirse fuera de las fronteras de Israel, pide permiso al sanedrín judío para perseguir a los cristianos de Damasco (Hech 9, 2). Allí se dirige, cuando una luz cegadora lo derriba del caballo. Tiene lugar entonces su encuentro decisivo con Cristo que marcará toda su vida. Luego de un periodo de interiorización orante, en el que comprende en toda su profundidad el misterio de Cristo, inicia su ministerio anunciando a Jesucristo, salvador y redentor, a los gentiles. En sus múltiples viajes misioneros, a lo largo y ancho del mundo mediterráneo, superando enormes dificultades, peligros, prisiones y naufragios, fundó numerosas comunidades cristianas, que fueron su gozo y su corona. En todas ellas anunció a Jesucristo resucitado y su Evangelio, poniendo al frente de ellas pastores a los que él mismo impuso las manos.

A lo largo de la historia de la Iglesia, San Pablo ha sido considerado como el prototipo del apóstol cristiano, el modelo de nuestro de Ávila, apóstol de Andalucía, de nuestro San Francisco Solano, apóstol de la América hispana, y de San Francisco Javier, apóstol en el lejano Oriente, y de tantos y tantos apóstoles y misioneros, sacerdotes, consagrados y seglares. ¿Cuál es el secreto de su ímpetu evangelizador y de su fuego misionero? La respuesta es muy sencilla: su amor ardiente a Jesucristo. No hay otra. A partir de su encuentro sorprendente con Cristo, el Señor es su razón de ser. No existe otro interés o móvil que vivir con Él y para Él, hasta poder afirmar: "Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí" (Gál 2,20).

De su identificación y comunión permanente con Jesucristo, nace su irrenunciable compromiso misionero, sus cartas, sus viajes incontables, la fundación de nuevas comunidades, sus sermones ante las muchedumbres y la tarea paciente de formación de sus continuadores. Siente la urgencia de evangelizar, " a tiempo y a destiempo" (2 Tim 4,2), hasta poder exclamar: "Ay de mí si no evangelizare" (1 Cor 9,16). Y lo hace con convicción, valentía y audacia, sin temer incomprensiones y rechazos (2 Tim 1,7), anunciando a Jesucristo muerto y resucitado, la Cruz de Cristo, que es escándalo para los judíos y necedad para los griegos, pero para nosotros fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Cor 1,18). Ella es el único camino que nos permite vivir la verdadera libertad de los hijos de Dios (Gál 5,1) y la novedad de vida que el Señor nos brinda con la fuerza misteriosa de su resurrección (Rom 6,4). Para ello, es necesaria la conversión, que nos permite vivir la vida según el Espíritu (Rom 8).

Sin perjuicio de las celebraciones diocesanas que en las próximas semanas, con la ayuda del Consejo Episcopal, pueda concretar para el próximo curso pastoral, ruego ya a los sacerdotes y religiosos con cura de almas, Rector del Seminario, Director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas "Beata Victoria Díez", Delegados diocesanos de Apostolado Seglar y de Hermandades y Cofradías y responsables de movimientos y grupos apostólicos, que propicien la difusión y lectura orante de las cartas de San Pablo, que organicen actividades para dar a conocer sus escritos y su estilo evangelizador, de modo que todos los miembros de nuestra Iglesia diocesana crezcamos en vigor apostólico y misionero. En los próximos días haré público también un decreto estableciendo los lugares y tiempos en que podremos lucrar que el Santo Padre ha concedido para este Año Paulino.

De momento, os convoco a la Peregrinación diocesana a Turquía, tras las huellas de San Pablo, que organizada por el Secretariado diocesano de Peregrinaciones, tendrá lugar entre los días 20 y 27 del próximo mes de septiembre y en la que yo mismo participaré. Estoy seguro de que será un verdadero acontecimiento de gracia para todos.

Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.