martes, 12 de enero de 2010

En Talca, en enero 11, el verano del año 2010 nos reunimos en la despedida de don Oscar Enrique Corvalán Guzmán.


“Me gustaría que cuando mi partida llegue
Me encontrara con la agradable sensación
De haber cumplido mi misión en esta vida.

Me gustaría que cuando mi partida venga
Yo pudiera confiar y estar tranquilo.
Quisiera haber hecho todo lo posible,
Haber amado lo suficiente,
Haberme entregado en mi trabajo
Y haber servido con amor a mucha gente”

Las anteriores son palabras del padre Miguel Ortega, en ellas queremos subrayar dos palabras que con don Oscar aprendimos: trabajo y servir con amor…

Don Oscar por más de veinticinco años colaboró con una misión específica en el Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Talca, tomar nuestra fotografía en comunidad. Entregó un trabajo muy profesional, de gran impacto en la familia cursillista; no obstante, no vivió un Cursillo de Cristiandad, pero trabajó y sirvió con amor.

Por medio de un hermano cursillista, Froilán Muñoz, llegó a Cursillos de Cristiandad de Talca y ya no se separó más de ese trabajo, que con tanta entrega realizó. Su trabajo lo hizo como un verdadero servicio hacia la familia cursillista, por eso en la última entrevista que le hicimos para nuestra Revista, cuando celebramos los treinta años nos relató: “siempre me encuentro con más de alguien en algún lado que me saluda muy cariñosamente, pero resulta que yo no lo conozco … y me dice que es cursillista y que se acuerda de mí con cariño”.
Nos acordamos de usted, don Oscar, porque en su trabajo sirvió con amor…

Nos acordamos de usted, don Oscar, porque hizo su trabajo con amor y servicio, cuando en los primeros años viajaba junto a su señora, la señora María, a desarrollar en la precordillera las fotografías, revelarlas allí mismo y lavarlas en el canal que por allí pasaba. Usted supo con claridad la importancia su trabajo para nosotros los cursillistas.

Nos acordamos de un usted, don Oscar, porque a pesar de las dificultades climáticas, sus fotografías siempre fueron nítidas, porque tal como usted decía… “Alguien nos estaba ayudando”… Ese alguien, Jesús, lo recibe hoy en su mansión celestial.

Nos acordamos de usted, don Oscar, porque usted fue parte de la historia de casi dos mil cursillistas de nuestra Diócesis de Talca, y tal como nos dijo en la entrevista de los treinta años: “estoy juntando los negativos y fotos que aún están en mi poder para entregárselos como recuerdo”. Ese testimonio que nos entregó en esa oportunidad es de quien hace de su trabajo un servicio de amor.

Nos acordamos de usted, don Oscar, porque hace unos años atrás nos dijo: “Quisiera hacerles una petición: el día que yo me vaya de este mundo, en mi despedida,por favor, pueden cantar esa hermosa canción de ustedes que creo se llama “De Colores”, la encuentro muy bonita y en todos estos años he tenido la oportunidad de escucharla varias veces… ¿usted se la sabe?”

En esa oportunidad le contestamos, “sí don Oscar, algo la sabemos”. Pero hoy, con alegría la cantaremos para usted, porque de alguna manera, don Oscar, usted tiene el privilegio de abrazar a Dios hoy,
de conocer la hermosura de su rostro,
la dulzura de su voz,
la caricia de sus manos
y la intensidad de su amor,
y tiene puesta la confianza en Dios,
que en sus manos deja a todos los que usted ama.

Gracias, don Oscar, por su trabajo, por su servicio y por amor… Muchos recordaremos con cariño lo que usted nos decía “más atrás, más atrás, un poco más atrás…”

Con fraternal cariño, Movimiento de Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Talca

¡DE COLORES!

Marcela Villena C.
Christian Morán R.
Matrimonio Presidente
MCC Diócesis de Talca