sábado, 18 de julio de 2009

“SACERDOTES: servidores de la ESPERANZA”


Llamados a animar la vida
¿En qué consiste ser sacerdote?
Pbro. Cristián Precht Bañados

Con frecuencia la gente nos pregunta, ¿en qué consiste ser sacerdote? Y cada tiempo tiene su respuesta:
Ser sacerdote es ser pastor, como Jesús. Es ser hombre de Dios y de los hombres. Es ser hombre del altar. El que preside la Eucaristía y otorga el perdón. Ser sacerdote es también ser profeta o predicador. El hombre dedicado a la palabra de Dios.
Todas estas respuestas son acertadas, verdaderas. Todas señalan un rasgo esencial del ministerio pastoral. Y, por ende, un rasgo constitutivo de la Iglesia del Señor.
Pero la pregunta se vuelve a repetir. Espontáneamente el sacerdote recurre a su experiencia y cuenta el sentido de su vida de una manera que todos puedan comprender.
Cuando a mí me formulan esta pregunta: la respuesta surge espontánea: ser sacerdote es ser animador. /…/ Y siento que para eso nos ha llamado el Señor: para alentar a los que están abatidos, para animar a los que están agobiados y para consolar a los que están tristes. Para anunciar buenas nuevas a los pobres, para liberar a los cautivos y anunciar el tiempo de la Gracia del Señor. Para animar la fe que se oscurece, fortalecer la esperanza que vacila y dar un beso en la mejilla al amor que se ha cansado.
El Señor nos ha llamado para animar, para consolar e interceder. Para ir hasta el fondo de cada tumba a anunciar al Señor Resucitado. Y para conducir a los hermanos, a las hermanas hasta las fuentes del Espíritu.
Animar es descubrir el alma de las cosas. Es descubrir el sentido de la vida. Animar es vivir en el Espíritu y celebrar la presencia del Señor en la Liturgia para que a la gente le “vuelva el alma al cuerpo”…

jueves, 16 de julio de 2009

Actitud positiva

He recibido un e-mail, de esos envíos masivos que se mueven a diario por el ciberespacio, que habla de un tal Jerry. Tiene su gracia, y es breve, así que lo copio a continuación.

Jerry era director de un restaurante en una pequeña ciudad de Estados Unidos. Siempre estaba de buen humor y tenía algo positivo que decir.

Era un motivador nato. Por dos veces, cuando cambió de trabajo, varios de sus empleados se empeñaron en seguirle a donde él fuera a trabajar. Si un trabajador tenía un día malo, Jerry siempre estaba allí, haciéndole ver el lado positivo de la situación.

Su manera de ser provocó mi curiosidad, así que un día le pregunté: «No me lo explico. No se puede ser positivo siempre, sin interrupción. ¿Cómo lo haces?». Jerry me contestó: «Cada mañana me levanto y me digo, tengo dos opciones, puedo elegir estar de buen humor o de mal humor. Y siempre elijo estar de buen humor. Cada vez que ocurre algo malo, puedo elegir entre el papel de víctima o el de aprender algo de aquello. Y procuro elegir lo de aprender algo. Cada vez que le oigo a alguien quejarse, puedo elegir entre sumarme a sus lamentos o fijarme en el lado positivo de la vida, y siempre escojo el lado positivo de la vida.»

«Pero no siempre es tan fácil», protesté. «Tampoco es tan difícil», contestó Jerry. «La vida es una elección constante. Cada situación es una elección. Eliges cómo reaccionar ante las situaciones. Eliges cómo va a afectar la gente a tu humor. Eliges estar de buen o de mal humor. Es elección tuya decidir cómo vives tu vida.»

Tiempo después, Jerry fue víctima de un atraco. Había olvidado cerrar con llave la puerta trasera del restaurante mientras hacía el balance de caja del día, y entraron dos hombres armados. Trató de abrir la caja fuerte, pero con el nerviosismo fallaba la combinación. Los atracadores se pusieron más nerviosos aún que él, y acabaron por dispararle. Afortunadamente, le llevaron enseguida al hospital, y después de una larga operación y varias semanas de convalecencia, Jerry recibió el alta.

Vi a Jerry unos meses después. Le pregunté qué le había venido a la mente cuando ocurrió el atraco. «La primera cosa en que pensé es que debía haber cerrado bien la puerta. Luego, después de que me disparasen, cuando estaba tendido en el suelo, recordé que tenía dos opciones: podía elegir vivir, o podía elegir morir. Y escogí vivir.»

«Los camilleros eran unos tíos simpáticos. Me animaban. Me decían que me iba a poner bien. Pero cuando me metieron en la sala de urgencias y vi las caras de los médicos y enfermeras, mientras me exploraban, me asusté realmente. En sus ojos se leía "es hombre muerto". Entonces vi que tenía que pasar a la acción.»

«¿Qué hiciste?», pregunté. «Bueno, había una enfermera que me preguntaba a gritos si era alérgico a algo. "¡Sí!", le contesté. Se hizo un silencio grande. Esperaban que continuara. Yo cogí aire y dije: "Sí, tengo alergia... ¡a las balas!". Después de las risas de todos, les dije: "Quiero vivir. Así que, por favor, opérenme cuanto antes".»

Jerry piensa que vivió gracias a los médicos y enfermeras, pero también gracias a su actitud. Yo aprendí de él que cada día puedes elegir si vas a encarar la vida con ganas o te vas a amargar. La única cosa enteramente tuya, que nadie puede controlar o asumir en tu lugar, es tu actitud. De modo que si tú te das cuenta de esto, todo lo demás de la vida se hace bastante más fácil.

La historia de Jerry concluye aquí. Es quizá un tanto simple, pero apunta una idea importante. Todos conocemos personas que, con su sola presencia, irradian sentido positivo. Su actitud es optimista, animosa, esperanzada. Poseen como una especie de campo magnético que orienta los de los que le rodean, que quizá son más débiles o más negativos. Son desactivadores de crispaciones y rencillas. Cuando afrontan una situación difícil, suelen ser serenos, conciliadores, armonizadores.

Suelen ser personas que han conseguido aprender de sus propias experiencias, tanto de las negativas como de las positivas. Creen en los demás. No reaccionan desproporcionadamente ante sus defectos, ni ante la crítica o las dificultades. No se sienten satisfechos cuando descubren los errores y debilidades de los demás (y eso no porque sean ingenuos, pues también ellos ven esos errores, pero saben que con su actitud pueden hacerles mejorar o encastillarse en su conducta). Procuran no etiquetar ni prejuzgar a la gente, sino descubrir los valores positivos que hay en toda persona. Despiertan agradecimiento y gratitud. No son envidiosas. Son agradecidas. Tienden, de forma casi natural, a perdonar y olvidar las ofensas que reciben. Buscan el modo de mejorar su formación. Leen, escuchan, poseen afán de conocer cosas, les interesa lo que interesa a quienes le rodean. En fin, toda una actitud digna de imitar en nuestra vida.

domingo, 12 de julio de 2009

Virgen del Carmen y Chile

La devoción de la Virgen del Carmen está profundamente arraigada en nuestro pueblo, tanto que en jerga popular se dice que "La Virgen del Carmen es nacida y criada en Chile."

Su nombre viene del Monte Carmelo, situado al noreste de Palestina, junto al mar en el puerto de Haifa. Allí vivió, antes de Cristo, el Profeta Elías y otros testigos que lo seguían, dedicándose a la oración, y alabanza a Dios. La Sagrada Escritura nos cuenta este episodio en la vida del Profeta ocurrido en el Monte Carmelo (I Reyes 19, 41-46).

A fines del siglo XII se forma la orden de las Carmelitas o "Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo." Ellos emigran de Palestina a Europa. Allí se aparece la Virgen María a San Simón Stock en 1251, acompañada de una multitud de ángeles y llevando en sus manos el Escapulario de la Orden.

A Chile llega la devoción a la Virgen del Carmen en 1680, traída por los misioneros agustinos. La primera cofradía del Carmen se funda en Concepción en el año 1643 se hacen colectas y oraciones en todo el país, para traer a las monjas carmelitas y construir el primer templo a la Virgen del Carmen. Se extendió a Santiago en 1647. Pero su mayor auge lo adquiere esta devoción en el siglo pasado, y especialmente en el tiempo de la Independencia.

El 16 de julio de 1810, festividad del Carmen, renuncia el último Gobernador español, don Antonio García Carrasco. El 5 de Enero de 1817 se realiza la solemne presentación de la Virgen del Carmen como Patrona del Ejercito de los Andes y San Martín le entrega el bastón de mando. En la víspera de la batalla de Chacabuco, Bernardo O´higgins, reiterando el juramento hecho en Mendoza, proclama a Nuestra Señora del Carmen "Patrona y generalísima de las Armas de Chile," y el 14 de marzo de 1818, en una situación de especial peligro, se renueva en forma solemne la proclama de Patrona de la Nación y se promete erigirle un Santuario, que será el sello de la alianza. "en el mismo sitio donde se realice la batalla y se obtenga la victoria, se levantará un Santuario a la Virgen del Carmen.

jueves, 9 de julio de 2009

Benedicto XVI presenta la encíclica "Caritas in veritate"

Queridos hermanos y hermanas:

Mi nueva encíclica "Caritas in veritate", que ayer se presentó oficialmente, se inspira en su visión fundamental en un pasaje de la carta de san Pablo a los Efesios, en el que el apóstol habla del actuar según la verdad en la caridad: "Actuando --lo acabamos de escuchar-- según la verdad en la caridad, crecemos en todo hasta aquel que es la cabeza, Cristo" (4, 15). La caridad en la verdad es, por tanto, la principal fuerza propulsora para el verdadero desarrollo de cada persona y de toda la humanidad. Por esto, en torno al principio "caritas in veritate", gira toda la doctrina social de la Iglesia. Sólo con la caridad, iluminada por la razón y por la fe, es posible conseguir objetivos de desarrollo con un valor human y humanizador. La caridad en la verdad "es el principio sobre el que gira la doctrina social de la Iglesia, un principio que adquiere forma operativa en criterios orientadores de la acción moral" (n. 6). La encíclica alude en seguida en la introducción a dos criterios fundamentales: la justicia y el bien común. La justicia es parte integrante de ese amor "con los hechos y en la verdad" (1 Juan 3,18), a la que exhorta el apóstol Juan (Cf. n. 6). Y "amar a alguien es querer su bien y obrar eficazmente por él. Junto al bien individual, hay un bien ligado a la vida social de las personas... Se ama al prójimo tanto más eficazmente, cuanto más se trabaja" por el bien común. Por tanto, dos son los criterios operativos, la justicia y el bien común; gracias a éste último, la caridad adquiere una dimensión social. Todo cristiano --dice la encíclica-- está llamado a esta caridad, y añade: "Ésta es la vía institucional... de la caridad" (cfr n. 7).

Como otros documentos del Magisterio, también esta encíclica r etoma, continúa y profundiza el análisis y la reflexión de la Iglesia sobre cuestiones sociales de vital interés para la humanidad de nuestro tiempo. De modo especial, enlaza con cuanto escribió Pablo VI, hace ahora más de cuarenta años, en la "Populorum progressio", piedra angular de la enseñanza social de la Iglesia, en la que el gran pontífice traza algunas líneas decisivas, y siempre actuales, para el desarrollo integral del hombre y del mundo moderno. La situación mundial, como ampliamente demuestra la crónica de los últimos meses, sigue presentando no pocos problemas y el "escándalo" de desigualdades clamorosas, que permanecen a pesar de los compromisos adoptados en el pasado. Por una parte, se registran signos de graves desequilibrios sociales y económicos; por la otra, se invocan desde muchas partes reformas que no pueden demorarse por más tiempo para superar la brecha en el desarrollo de los pueblos. El fenómeno de la globalización puede, en este sentido, constituir una oportunidad real, pero por esto es importante que se acometa una profunda renovación moral y cultural y un discernimiento responsable sobre las elecciones que hay que realizar para el bien común. Un futuro mejor para todos es posible, si se funda en el descubrimiento de los valores éticos fundamentales. Es necesaria por tanto una nueva proyección económica que vuelva a diseñar el desarrollo de forma global, basándose en el fundamento ético de la responsabilidad ante Dios y ante el ser humano como criatura de Dios.

La encíclica ciertamente no mira a ofrecer soluciones técnicas a las grandes problemáticas sociales d el mundo actual --no es la competencia del magisterio de la Iglesia (Cf. n. 9)--. Ésta recuerda sin embargo los grandes principios que se revelan indispensables para construir el desarrollo humano en los próximos años. Entre éstos, en primer lugar, la atención a la vida del hombre, considerada como centro de todo verdadero progreso; el respeto del derecho a la libertad religiosa, siempre unido íntimamente al desarrollo del hombre; el rechazo de una visión prometeica del ser humano, que lo considera artífice absoluto de su propio destino. Una ilimitada confianza en las potencialidades de la tecnología se revelaría finalmente ilusoria. Se necesitan hombres rectos tanto en la política cuanto en la economía, que estén sinceramente atentos al bien común. En particular, viendo las emergencias mundiales, es urgente llamar la atención de la opinión pública ante el drama del hambre y de la seguridad alimentaria, que afecta a una parte considerable de la humanidad. Un drama de tales dimensiones interpela a nuestra conciencia: es necesario afrontarlo con decisión, eliminando las causas estructurales que lo provocan y promoviendo el desarrollo agrícola de los países más pobres. Estoy seguro de que esta vía solidaria al desarrollo de los países más pobres ayudará ciertamente a elaborar un proyecto de solución de la crisis global actual. Indudablemente debe revalorarse atentamente el papel y el poder político de los Estados, en una época en la que existen de hecho limitaciones a su soberanía a causa del nuevo contexto económico-comercial y financiero internacional. Y por otro lado, no debe faltar la participación de los ciudadanos en la política nacional e internacional, gracias también a un compromiso renovado de las asociaciones de los trabajadores llamados a instaurar nuevas sinergias a nivel local e internacional. Un papel de primer nivel desempeñan, también en este campo, los medios de comunicación social para la potenciación del diálogo entre culturas y tradiciones diversas.

Queriendo por tanto programar un desarrollo no viciado por las disfunciones y distorsiones hoy ampliamente presentes, se impone por parte de todos una seria reflexión sobre el sentido mismo de la economía y sobre sus finalidades. Lo exige el estado de salud ecológica del planeta; lo pide la crisis cultural y moral del hombre que aparece con evidencia en cada lugar del globo. La economía tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento; necesita recuperar la importante contribución del principio de gratuidad y de la "lógica del don" en la economía de mercado, en el que la regla no puede ser el provecho propio. Pero e sto sólo es posible únicamente gracias al compromiso de todos, economistas y políticos, productores y consumidores, y presupone una formación de las conciencias que dé fuerza a los criterios morales en la elaboración de los proyectos políticos y económicos. Justamente, desde muchas partes se apela al hecho de que los derechos presuponen deberes correspondientes, sin los cuales los derechos corren el riesgo de transformarse en libre arbitrio. Es necesario, se repite cada vez más, un estilo diverso de vida por parte de toda la humanidad, en el que los deberes de cada uno hacia el ambiente se unan con los de la persona considerada en sí misma y en relación con los demás. La humanidad es una sola familia y el diálogo fecundo entre fe y razón no puede más que enriquecerla, haciendo más eficaz la obra de la caridad en lo social, constituyendo además el marco apropiado para incentivar la colaboración entre creyentes y no creyentes, en la perspectiva compartida de trabajar por la justicia y la paz en el mundo. Como criterios-guía por esta interacción fraterna, en la encíclica indico los principios de subsidiariedad y de solidaridad, en estrecha conexión entre sí. He señalado finalmente, ante problemáticas tan vastas y profundas del mundo de hoy, la necesidad de una Autoridad política mundial regulada por el derecho, que se atenga a los mencionados principios de subsidiariedad y solidaridad y que esté firmemente orientada por la realización del bien común, en el respeto de las grandes tradiciones morales y religiosas de la humanidad.

El Evangelio nos recuerda que no sólo de pan vive el hombre: no sólo con bienes materiales se puede satisfacer la profunda sed de su corazón. El horizonte del hombre es indudablemente más alto y m&aac ute;s vasto; por esto todo programa de desarrollo debe tener presente, junto a lo material, el crecimiento espiritual de la persona humana, que está dotada de alma y cuerpo. Este es el desarrollo integral, al que constantemente se refiere la doctrina social de la Iglesia, desarrollo que tiene su criterio orientador en la fuerza propulsora de la "caridad en la verdad". Queridos hermanos y hermanas, oremos para que también esta encíclica pueda ayudar a la humanidad a sentirse una única familia comprometida en realizar un mundo de justicia y de paz. Oremos para que los creyentes, que trabajan en los sectores de la economía y de la política, adviertan cuán importante es la coherencia de su testimonio evangélico en el servicio que ofrecen a la sociedad. Particularmente, os invito a rezar por los jefes de Estado y de Gobierno del G8 que se reúnen en estos días en L'Aquila. Que de esta importante cumbre mundia l broten decisiones y orientaciones útiles para el verdadero progreso de todos los pueblos, especialmente de los más pobres. Confiamos estas intenciones a la maternal intercesión de María, Madre de la Iglesia y de la humanidad.

lunes, 6 de julio de 2009

Los Cursillos de Cristiandad organizan la IV Ultreya Mundial

Tendrá lugar en Los Ángeles (Estados Unidos) en agosto


LOS ÁNGELES, domingo 5 de julio de 2009 (ZENIT.org).- El Movimiento de los Cursillos de Cristiandad celebrará el próximo 1 de agosto en la ciudad de Los Ángeles (Estados Unidos), la


IV Ultreya Mundial, con el tema “La belleza de ser cristiano y la alegría de comunicarlo”.
Esta es la cuarta vez que se realiza este encuentro a nivel mundial, tras los precedentes de Roma (mayo de 1966), México (mayo de 1970), y Roma (julio de 2000).

Este tipo de encuentros (ultreyas), que se realizan habitalmente después de un Cursillo, sirven para animar a los participantes a dar testimonio y a compartir las vivencias, como un “aliento para ir adelante”.

La palabra “Ultreya” (“¡Adelante!”) procede del español antiguo, y la utilizaban los peregrinos de Compostela cuando se encontraban para saludarse y animarse a lo largo del camino.

La exposición principal la llevará a cabo el profesor Guzman Carraquiri Lecour, secretario del
Consejo Pontificio de Laicos.

Antes de este encuentro, que tendrá lugar en el Centro de Convenciones Anaheim, tendrá lugar la reunión del Organismo Mundial, de la Comisión de Revisión de Ideas Fundamentales, y la del Grupo Latinoamericano.

Según un comunicado del Movimiento recibido por Zenit, en la reunión del Grupo Latinamericano se propondrá a Argentina como sede del MCC para los próximos cuatro años.

Durante el encuentro habrá momentos de oración, reunión de grupo, música y baile, y se compartirán vivencias de los distintos países en los que está presente el MCC. La misa estará presidida por el cardenal Juan Sandoval Iñiguez, asesor episcopal de los Cursillos en el mundo.

Ante la muerte de Michael Jackson

PALENCIA, sábado, 4 de julio de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo que ha escrito monseñor José Ignacio Munilla Aguirre, obispo de Palencia, ante la muerte de Michael Jackson.





De "reyes" y "mendigos"





Recién acontecida la muerte del cantante Michael Jackson, y cuando los medios de comunicación se prodigaban en difundir la noticia con todo tipo de detalles y especulaciones, me encontraba con un grupo de adolescentes que recibían el sacramento de la Confirmación. Parecía lógico que aquella noticia tuviese cabida en nuestra conversación, habida cuenta del eco que estaba alcanzando.

No creo que haga falta convencer a nadie del influjo tan notable que pueden llegar a tener las estrellas musicales en nuestro horizonte cultural, moral y espiritual, y especialmente en el caso de los jóvenes. El hecho de que un icono tan destacado de la música moderna, considerado como el "rey del pop", haya llevado una existencia tan contradictoria y concluya sus días de una manera tan dolorosa, nos invitaba a una serena reflexión sobre la fragilidad de los valores de la cultura occidental:

- ¿Sabéis? ¡También yo tenía aproximadamente vuestra misma edad cuando murió Elvis Presley, el "rey del rock"! ¿No os parece mucha casualidad que estas dos "estrellas" hayan muerto de una forma tan similar?

- ¡De casualidad nada! -me respondió uno de aquellos jóvenes-. ¡El mismo Michael Jackson había manifestado que tenía el temor de "terminar como Elvis"!

No está de más añadir que nuestros jóvenes son bastante más lúcidos de pensamiento de lo que muchas veces solemos suponer.

Divorcio entre el gusto estético y el bien moral

El hecho de que la cultura dominante esté tan profundamente marcada por el subjetivismo y el relativismo, contribuye más, si cabe, a que el gusto estético sea entendido como algo puramente arbitrario (¡sobre gustos no hay nada escrito!). Son muchos quienes piensan que sus gustos e inclinaciones musicales nada tien en que ver con los valores de su vida, máxime cuando en muchos casos nos cuesta entender la letra de las canciones.

Lo cierto es que algunos mitos o "iconos" musicales han ejemplificado con sus vidas el inexorable callejón sin salida al que conduce la disociación entre la estética y el bien moral del ser humano. ¿Cómo se compagina el que un artista alcance el cénit de su carrera profesional, al mismo tiempo que crece su grado de desesperanza? ¿Cómo es posible que la opinión pública dirija su admiración hacia unos "reyes" que, en el fondo, no son sino "mendigos" de una felicidad, la cual son incapaces de alcanzar?

La humildad de saberse instrumento

¡Qué difícil es mantenerse en la cumbre de la fama sin corromperse! ¡Qué fácil es caer en la tentación de un endiosamiento que termina por ensombrecer el valor de la obra artística! Posiblemente, una de las tentaciones más frecuentes en el mundo del espectáculo consista en desviar la atención de lo objetivo a lo subjetivo: de la obra musical, al cantante ídolo; del deporte, a la estrella galáctica... terminando por fomentar un culto a la imagen, que anula la conciencia de sabernos "instrumentos" de un misterio de verdad y de bondad que nos precede y nos supera.

La vida y la muerte de Michael Jackson esconden la tragedia de toda una generación incapaz de alcanzar una libertad por la que suspira. ¿Hasta qué punto estam os marcados y condicionados por las heridas generadas por la desestructuración familiar? ¿En qué consiste la libertad: en hacer lo que queramos, o en querer lo que nos corresponde hacer? En última instancia, ¿la felicidad consiste en inventar una realidad a nuestro capricho, o más bien en querer conformar nuestro deseo con la voluntad divina?

Michael Jackson ha sido una "parábola" -y al mismo tiempo una "víctima"- de nuestra época, un "paradigma" del occidente carente de cimientos sólidos, capaz de lo mejor y lo peor, generoso y caprichoso, materialista e idealista... un genio tan contradictorio como nuestra cultura misma.

No sería justo que metiésemos en el mismo saco todas las experiencias de la música moderna. E xisten intentos serios de plasmar un mensaje de esperanza en expresiones musicales innovadoras, como es el caso del conjunto irlandés U2, que actúa estos días en Barcelona. En una reciente entrevista, el solista del grupo, Bono, declaraba que se había inspirado en la arquitectura del maestro Gaudí para crear el escenario de su gira: "Gaudí hacía un lugar donde la gente podía rezar. Y para nosotros la música es una plegaria. A veces es a Dios, a veces es a tu amor, pero siempre una plegaria". En efecto, la clave de un producto musical de calidad no puede estar exclusivamente en el genio del artista, sino también en su propuesta de sentido, además de en la coherencia moral de su vida.

"Caridad en la verdad", la tercera encíclica de Benedicto XVI

Después de "Deus caritas est", dedicada al amor, y "Spe salvi" a la esperanza


CIUDAD DEL VATICANO, lunes 6 de julio de 2009 (ZENIT.org).- El mundo católico y cientos de instituciones sociales están a la espera de la tercera encíclica del Papa Benedicto XVI "Caritas in veritate" (Caridad en la verdad), firmada el pasado 29 de junio, en la fiesta de San Pedro y San Pablo, que será publicada este martes.

Dos encíclicas la han precedido: el amor fue su punto de partida con la publicación de "Deus Caritas est" firmada en diciembre de 2005. Esta encíclica fue seguid a por otra sobre la esperanza, "Spe Salvi", publicada en noviembre de 2007.

Dios es amor

El pontífice comienza su primera encíclica explicando de manera teórica los dos tipos de amor.

El primero, el eros, identificado más como el amor entre un hombre y una mujer es visto por los griegos como una "locura divina". Su Santidad aclara que debe ir más allá de de la "chispa inicial" y debe ir iluminada con la voluntad y la razón que lo purifican.

Luego se refiere al segundo tipo de amor: el ágape, amor de amistad dispuesto al sacrificio.

Ambos tipos de amor no se anteponen sino más bien, se encuentran para que se realice mejor la esenci a del amor general que tiende hacia su modelo más perfecto y sublime que es Dios mismo.

En la práctica el Papa quiere mostrar que "la fe bíblica no construye un mundo paralelo o contrapuesto al fenómeno humano originario del amor, sino que asume a todo el hombre, interviniendo en su búsqueda de amor para purificarla, abriéndole al mismo tiempo nuevas dimensiones".

En la segunda parte de Deus caritas est, Benedicto XVI se refiere a la caridad cristiana diciendo que el papel de la Iglesia no puede ser el de un servicio meramente asistencialista. Señala que es necesario ver en el hermano el rostro sufriente de Cristo.

"Toda la actividad de la Iglesia es una expresión de un amor que busca el bien integral del ser humano: busca su evangelización mediante la Palabra y los Sacramentos, empresa tantas veces heroica en su realización histórica; y busca su promoción en los diversos ámbitos de la actividad humana", dice el Pontífice

Por tanto, asegura en su primera encíclica, "el amor es el servicio que presta la Iglesia para atender constantemente los sufrimientos y las necesidades, incluso materiales, de los hombres".

Así la justicia adquiere una mayor fuerza y va más allá de la distribución equitativa de bienes. Llega al corazón del hombre, le hace ver su dignidad humana y la imagen de Dios, tantas veces herida por actos de injusticia.

La verdadera esperanza

En su segunda encíclica, lanzada en el adviento de hace dos años, Su Santidad explica cómo la esperanza se convierte en el motor que permite al hombre llenar de sentido cada día de su vida, haciéndose pleno solamente si mira hacia la eternidad.

Aprovecha este tiempo litú ;rgico para decir: "Según la fe cristiana, la 'redención', la salvación, no es simplemente un dato de hecho. Se nos ofrece la salvación en el sentido de que se nos ha dado la esperanza, una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente: el presente, aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino".

La encíclica muestra que la esperanza cobra verdadero sentido cuando el hombre deja de poner esta virtud sólo en estructuras creadas por él mismo y queriendo hallar respuestas en la ciencia, la economía o la política.

"Está claro que el hombre necesita una esperanza que vaya más allá. Es evidente que sólo puede contentarse con algo infinito, algo que será siempre más de lo que nunca podrá alcanzar", escribe el Papa.

Sistemas políticos, como el marxismo, han buscado consolidar en esta tierra un reino donde el mal esté totalmente ausente. Pero, aclara el pontífice, esta ilusión es totalmente utópica, porque cada comunidad está compuesta por seres humanos cuya libertad muchas veces está inclinada hacia el mal.

"La esperanza bíblica del reino de Dios ha sido reemplazada por la esperanza del reino del hombre, por la esperanza de un mundo mejor que sería el verdadero 'reino de Dios'", señala Benedicto XVI

El Papa sin embargo, da una visión de esperanza, diciendo que el hombre es tan valioso que por eso Dios mismo decide hacerse uno de nosotros.

Asegura, pues, que huir del dolor nunca será la solución al sufrimiento porque lo necesario es aceptarlo y madurar en él y enc ontrar un sentido mediante la unión con Cristo.

El pontífice muestra cómo "Dios es el fundamento de la esperanza"; "pero no cualquier dios", advierte, "sino el Dios que tiene un rostro humano y que nos ha amado hasta el extremo, a cada uno en particular y a la humanidad en su conjunto".

Caridad en la verdad

Con su tercera encíclica, el Papa pretende enriquecer el magisterio social pontificio. La última de este carácter fue publicada 1991. Se trata de "Centesimus Annus" de Juan Pablo II, al conmemorar el primer centenario de la "Rerum Novarum" de su predecesor Le&oa cute;n XIII sobre la cuestión de los trabajadores.

Benedicto XVI ha explicado que "Caritas in Veritate" es una actualización de la "Populorum Progressio", escrita por Pablo VI y publicada en 1967.

"Quiere profundizar algunos aspectos del desarrollo integral de nuestra época, a la luz de la caridad en la verdad", aseguró el durante el rezo del Ángelus el pasado 29 de junio.

Por Carmen Elena Villa

sábado, 4 de julio de 2009

Chile pierde con aborto y píldora del día siguiente, advierte Cardenal Errázuriz

SANTIAGO, 02 Jul. 09 (ACI).- El Arzobispo de Santiago, Cardenal Francisco Javier Errázuriz, advirtió que de aprobarse el mal llamado aborto terapéutico y permitirse la distribución gratuita de la píldora del día siguiente, el perjudicado será Chile porque se perdería el respeto incondicional a la vida con sus consecuentes miles de víctimas, tanto madres como hijos.

En una extensa entrevista con el diario La Segunda, el Purpurado se refirió al deseo del Gobierno de distribuir gratuitamente la píldora del día siguiente, pese a que tres instituciones del Estado se oponen; así como a la posibilidad de que algunos candidatos se muestren a favor del aborto terapéutico.

El Arzobispo reafirmó que la Iglesia defiende la vida y por tanto es contraria al aborto. Destacó que a pesar que en otros países el aborto ha ido avanzando, la mayoría de chilenos está a favor de la vida.

El Cardenal Errázuriz advirtió que es contradictorio hablar de un "aborto terapéutico" porque "jamás el hecho de matar es terapéutico". Sobre los casos en que se dice que es necesario matar al niño que está en el vientre para salvar a la madre, indicó que "los médicos que he consultado me dicen que, con los avances científicos, esa alternativa (de decidir) entre la vida de la madre y la vida del niño en su seno, ya no se da".

"La aprobación de un aborto mal llamado terapéutico, además de despenalizar en ciertos casos el homicidio, termina siendo una puerta ampliamente abierta a todas las motivaciones posibles", expresó.

El Cardenal también se manifestó contrario al aborto eugenésico porque no se puede discriminar como si una vida humana fuese más valiosa que la otra. Recordó que "todas fueron creadas a imagen y semejanza de Dios" y por ello son sagradas.

"La discriminación en este campo la ha esgrimido un gran número de dictaduras contra sus adversarios. Pensemos con horror en el antisemitismo de Adolfo Hitler, y en la eliminación de enemigos políticos también en nuestra patria", indicó.

Píldora del día siguiente

Con respecto a la píldora del día siguiente, el Arzobispo de Santiago expresó su extrañeza por el apuro gubernamental de distribuir masivamente dicho fármaco. Recordó que ya tres instituciones del Estado, como la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal Constitucional y la Contraloría General de la República, se han opuesto a que se distribuya la píldora.

Pese a ello, "miembros de los otros poderes del Estado y otros políticos, en lugar de respetar estos juicios, alzan su voz contra tres instituciones del Estado de Derecho que son esenciales a él, y cuya probidad no podemos poner en duda. Atacarlas es debilitar gravemente al Estado".

El Cardenal Errázuriz pidió serenidad porque se trata de un tema delicado, ya que el problema de fondo es si la píldora del día siguiente es abortiva o no. Advirtió que en "algunas instrucciones que han acompañado su venta en Europa, se ha afirmado expresamente que uno de sus efectos puede ser el aborto".

El Purpurado recordó que quienes promueven este fármaco dicen que no es abortivo gracias a la alteración del concepto "embarazo" en la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Indicó que aunque es claro que el embarazo comienza con la concepción, ahora, según la nueva definición de la OMS, "el embarazo comenzaría varios días después, con la anidación del óvulo fecundado en el útero. Al aborto lo llaman desde entonces 'interrupción del embarazo'".

"Por eso, según la nueva definición de embarazo, sólo habría aborto a partir de la anidación del embrión en el útero. La eliminación de embriones entre la fecundación y la anidación, según la nueva definición no sería un aborto, sino una mera 'intercepción'. Por este motivo hay quienes afirman categóricamente que la píldora no es abortiva (sino sólo 'interceptiva')", explicó.

El Arzobispo de Santiago reconoció que a lo largo de la historia la Iglesia ha perdido muchas veces en las causas de la defensa a la vida, como cuando ha llamado a detener las guerras, la violencia, las detenciones arbitrarias y cuando ha pedido "clemencia para los condenados" a muerte; sin embargo, "no por eso va a optar por no defender la vida humana". "Sólo años después se reconoce la trascendencia y la nobleza de estas causas que la Iglesia defiende", manifestó.